Ese mismo año de 1996, en respuesta a la promulgación de esa ley, un brillante abogado de Harvard, ciberlibertario - y hasta compositor de temas para la banda Grateful Dead - llamado John Perry Barlow promulgó su Declaración de Independencia del Ciberespacio. Esto como un tanto de historia de su nacimiento.
La expansión rápida de la economía digital ha transformado fundamentalmente cómo vivimos, trabajamos e interactuamos. A pesar de su influencia omnipresente, las métricas económicas tradicionales, particularmente el Producto Interno Bruto (PIB), luchan por capturar el valor completo y las implicaciones de esta transformación. Dos grandes universidades se darían a la tarea de cambiar esto.
Los profesores Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, co-fundadores de la Iniciativa para la Economía Digital del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) son investigadores prominentes de este campo, habiendo explorado las insuficiencias de las mediciones actuales del PIB en el contexto de la economía digital. Su trabajo destaca varias áreas clave donde el PIB se queda corto para las complejidad de nuestra época: intangibles, excedente del consumidor y productividad. Vamos a profundizar un poco al respecto en estos para entender por qué el PIB que todos conocemos falla en proporcionar una imagen completa de la salud económica en la era digital. McAffe y Brynjolfsson - este último ha fundado recientemente el Laboratorio de Economía Digital de la Universidad de Stanford - introduciendo el concepto de PIB-B como una métrica alternativa para abordar estos desafíos.
Las tecnologías digitales tienen una economía inusual en comparación a la economía de los átomos - ellos pueden ser copiados virtualmente a coste cero, transmitidas casi instantáneamente.
Andrew McAffe y Erik Brynjolfsson
La Segunda Era de la Máquina
La economía digital depende en gran medida de activos intangibles como datos, software y propiedad intelectual. A diferencia de los bienes tangibles, los intangibles no tienen una presencia física, lo que hace que su valoración y contribución a la economía sean difíciles de medir. Los cálculos tradicionales del PIB se basan en la producción y consumo físicos, lo que significa que las contribuciones significativas de los intangibles a menudo no se registran. Esta omisión conduce a una subestimación del verdadero valor económico generado por la economía digital.
El excedente del consumidor representa la diferencia entre lo que los consumidores están dispuestos a pagar por un bien o servicio y lo que realmente pagan. La economía digital, caracterizada por una gran cantidad de servicios gratuitos o casi gratuitos, genera una cantidad significativa de excedente del consumidor que no se contabiliza en el PIB. Por ejemplo, el valor que los usuarios obtienen del acceso gratuito a Google o Wikipedia es sustancial, pero como estos servicios son aparentemente gratuitos, su contribución al PIB se registra como cero.
La economía digital también ha introducido complejidades en la medición de la productividad. Las métricas de productividad tradicionales a menudo no capturan completamente las ganancias de eficiencia y ahorros de costos habilitados por las tecnologías digitales. Además, el ritmo rápido de innovación en la economía digital puede absorber los activos existentes, complicando aún más la medición del crecimiento de la productividad.
Por ejemplo, aquí mostramos la proporción de la economía digital en el PIB de China entre 2014 a 2021, y el acelerado crecimiento de la misma. Fuente ResearchGate.
PIB-B se propone como un complemento al marco tradicional del PIB, con el objetivo de cuantificar las contribuciones al bienestar del consumidor de bienes y servicios gratuitos que no se capturan con las mediciones convencionales del PIB. El PIB-B aborda el desafío de valorar bienes y servicios gratuitos intentando medir el excedente del consumidor generado por estos bienes y servicios digitales gratuitos. Por ejemplo, estudios han explorado cuánto necesitarían ser compensados los consumidores para renunciar al acceso a servicios digitales gratuitos como la búsqueda de Google o el uso de ChatGPT3.5 durante un mes. Estas cantidades compensatorias se utilizan para estimar el valor que estos servicios contribuyen al bienestar del consumidor, que luego se incorpora en los cálculos de PIB-B.
¡Cuán importantes son las universidades para realizar estos estudios!