A lo largo del poco tiempo desde que la "inteligencia artificial" se pusiese de moda, mucho se ha dicho y publicado sobre la misma, no habiendo siquiera una definición concluyente al respecto. Es mejor así, puesto que la disrupción causada es de tal calibre, que es un concepto dinámico de raíz.
Hace unos años, a finales de los años 90, se agregó el adjetivo "general" para hacer una distinción que ya en estos momentos sí se está discutiendo abiertamente: Inteligencia Artificial General o IAG por sus siglas en español.
Por tanto, para definir de la manera más sencilla de diferenciar la Inteligencia Artificial Débil (IA)que todos ya conocemos de la Inteligencia Artificial General o Fuerte (IAG), este autor va a utilizar el material de una jornada presentada junto con Enrique Martín, co-director del Área de Defensa del Observatorio del Impacto Social y Ético de la Inteligencia Artificial (OdiseIA).
Para mejor asimilación, se exponen en forma de una tabla:
IA NORMAL | IA GENERAL |
Sistemas de IA capaces de realizar correctamente tareas específicas en el marco de contextos conocidos | Sistemas de IA capaces de realizar correctamente tareas fuera del contexto para el que han sido programadas |
Se enfoca en imitar un conjunto limitado de habilidades cognitivas para tareas específicas | Replicar un vasto rango de capacidades cognitivas humanas,como el razonamiento, la resolución de problemas generales sin familiarización previa |
Limitada a la tarea para la que fue diseñada y no puede dar respuesta correcta a problemas para los que no dispone de experiencia previa | Evolución de la IA Normal mediante paradigmas de causalidad (enfoque generativo-causal) |
Problemas éticos en el marco humanístico | Problemas éticos impredecibles |
Resumiendo, la IAG es todavía es una hipótesis. No obstante, ¿qué podría representar en el marco de los negocios?
La Inteligencia Artificial General (IAG) podría tener un impacto tan impredecible aún como significativo en el mundo de los negocios al ofrecer capacidades de aprendizaje y razonamiento similares y superiores a los humanos. Algunos ejemplos del impacto potencial de la IAG en las empresas incluyen:
La Inteligencia Artificial General,pese al problema primario e inherente del poder computacional requerido y la producción del hardware adecuado, tiene el potencial de transformar radicalmente el mundo empresarial al ofrecer capacidades cognitivas súper avanzadas que pueden mejorar la eficiencia operativa, impulsar la innovación y personalizar las interacciones con los clientes de una manera sin precedentes. Su implementación exitosa podría llevar a un cambio fundamental en la forma en que las empresas operan y compiten en un entorno empresarial cada vez más digitalizado y competitivo.
No obstante, no está nada claro aún qué podría implicar desde la perspectiva de una Responsabilidad Social Corporativa adecuada.