David Autor, un renombrado economista del Instituto Tecnológico de Massachussets, escribió en un artículo reciente, La IA Podría Ayudar a Reconstruir la Clase Media lo siguiente “ ...sin embargo este miedo está mal situado. En el mundo industrializado abundan los puestos de trabajo, y así continuará. Cuatro años después de la pandemia de COVID-19, el desempleo en Estados Unidos ha descendido hasta niveles pre-COVID mientras que el empleo total se ha incrementado en tres millones de personas por encima de su nivel pre-COVID.”
Contrario a cierta narrativa en medios de comunicación convencionales y en divulgadores que promulgan su samaritanismo apocalíptico, el profesor Autor revela en este artículo que debido a la brusca caída de la natalidad y una bombardeada fuerza de trabajo, se está generando una carencia de personal cualificado en todo el mundo industrializado, incluyendo a China. No es una predicción sino un dato demográfico; los datos indican que todos los seres humanos que cumplirán 30 años de edad en 2053 casi no tendrán reemplazo generacional. El número de trabajadores será muy inferior al número de puestos de trabajo. aquí proporcionamos un gráfico hecho con Our World In Data sobre los actuales regiones más industrializadas, y su crecimiento demográfico.
La IA tiene el potencial de transformar el mercado laboral reformando la naturaleza de las competencias humanas.
La IA nos ofrece la oportunidad de ampliar el valor de las competencias humanas proveyendo a un gran número de trabajadores un entrenamiento fundacional que antes o hasta hace poco, estaba reservado para una élite intelectual. Las competencias humanas son el conocimiento del dominio específico requerido para llevar a cabo cualquier tarea. Siempre el valor en el mercado ha consistido en cuánto valor aportamos al mismo: entre menos competencias requiera un puesto de trabajo, menos dinero se cobrará.
Aquí recordaremos a uno de los grandes (y serios) futurólogos del siglo XX, Alvin Toffler, que utlizando su libro La Tercera Ola (1979), Autor expone tres hitos o eras: la era industrial (siglos XIX y XX), la era de la computadora - no se debe decir 'ordenador' - además de la digitalización de estas últimas décadas, y la emergente era de la Inteligencia Artificial.
Hasta el nacimiento de la sociedad de la información y la inteligencia artificial , ambas en 1956, el desarrollo de competencias en masa estaba muy estrechamente definido. No se requerían ni se deseaban la experiencia de los trabajadores en las líneas de ensamblaje o en las oficinas. He aquí una muy observación muy incisiva: la estrechez en los procedimientos y sus requisitos de un seguimiento estricto de las reglas con poco espacio de maniobra fueron luego especialmente vulnerables a la disrupción tecnológica provocada por la era siguiente.
La Era de la Computadora
Surge a partir de la segunda mitad del siglo XX impulsada especialmente por tres grandes eventos: la carrera espacial, la Guerra Fría contra el imperio soviético y la Misión Apolo de la NASA. Los avances exponenciales en el rendimiento versus el precio de las tecnologías digitales - de esto va la Ley de Moore - incrementó el uso de computadoras, primero en el mundo empresarial, automatizando una gran parte de las competencias humanas en masa y las tareas rutinarias de la era industrial.
Muchos de las personas en estos puestos de trabajo, o se vieron forzados a trabajar en labores con mayor simpleza y menos exigencia, o volver a estudiar - lo que se llama hoy en día upskilling - pues la nueva era requería la clase de habilidades propias de la resolución de problemas y comunicaciones complejas que sólo se habían visto en ocupaciones técnicas, profesionales o directivas. Esto se hace notar mucho más a partir de 1980.
La Era de la Inteligencia Artificial
Al igual que las revoluciones industrial y computacional antes de esta, la inteligencia artificial marca un punto de inflexion en el valor económico de las competencias humanas. Para apreciar el porqué, considere lo que distingue la IA de la era computacional que ya estamos dejando atrás. Antes de la IA, la capacidad principal de la computación era su infalible y casi gratuita ejecución de tareas rutinarias y procesales. Su talón de Aquiles era su incapacidad para dominar las tareas no rutinarias qu requerían un conocimiento tácito. Las capacidades de la IA son precisamente lo inverso.
En los años 60 y 70 del siglo pasado, los principales investigadores de la IA estaban convencidos que podrán desarrollar una IA con capacidades cognitivas similares a un ser humano en el tiempo de una generación. Después de años de promesas incumplidas y euforia (hype), para 1980 había llegado el invierno. El interés y la inversión casi llegaron a acabar con el sector.
La IA renació unos 10 años después, pero sin antropoorfismos. El sector se enfocó en la fuerza bruta de la Estadística (Machine Learning o Aprendizaje Automático) desde lo que conocemos como Big Data, o Minería de Grandes Datos, desarrollando el Análisis y la Ciencia de Datos. Es decir, entre más información tienes, mejor; el sector aprendió que el enfoque estadístico era muy superior al enfoque programático (escritura de código).
En este caso, citamos la traducción propia del artículo de David Autor, que es más que esclarecedora:
La única oportunidad que la IA ofrece a la humanidad is cambiar el rumbo de los acontecimientos - ampliar la relevancia, el alcance y el valor de las competencias humanas para un mayor conjunto de trabajadores. No sólo podría reducir la desigualdad y bajar los costes de servicios esenciales como la sanidad y la educación, sino que podría ayudar a restaurar la excelencia, el prestigio y la capacidad de acción que se han perdido para demasiados trabajadores y puestos de trabajo.
Cuánta razón tenía Marshall McLuhan cuando afirmó: "Nosotros creamos las herramientas y luego ellasm en cambio, nos transforman a nosotros."