En un mundo laboral cada vez más competitivo, la formación continua se ha convertido en un pilar estratégico para las empresas. La buena noticia es que todas las empresas que cotizan por formación profesional en España tienen acceso a una ayuda económica para formar a sus trabajadores, obtenible como bonificación en las cuotas de la seguridad social. Sin embargo, según el último informe de Fundación Fundae, no todas las empresas están aprovechando esta oportunidad, especialmente las microempresas.
Las estadísticas revelan una tendencia preocupante: solo el 15,5% de las microempresas de hasta nueve trabajadores acceden a esta ayuda. A medida que aumenta el tamaño de la empresa, crece el porcentaje de acceso a la formación bonificada, alcanzando cifras mucho más altas en empresas de mayor envergadura. El motivo principal de esta baja participación en las microempresas es la falta de conocimiento sobre estas ayudas.
Los beneficios de la formación bonificada y los contratos de formación en alternancia son múltiples y significativos para las pymes. Estos incluyen el alineamiento con las tendencias tecnológicas, el aumento de la competitividad, el desarrollo de habilidades blandas, la retención del talento, la responsabilidad social corporativa y la inversión en el futuro. La capacitación en áreas como la inteligencia artificial, el big data o la ciberseguridad no solo fomenta la innovación, sino que también prepara a los empleados para operar con destreza en un entorno laboral cada vez más digitalizado.
Además, la formación continua ofrece a las organizaciones una ventaja competitiva al garantizar que cuentan con profesionales altamente capacitados, capaces de aportar soluciones innovadoras y adaptarse rápidamente a los cambios del mercado. Asimismo, promueve una cultura de colaboración y adaptabilidad, esencial en el actual panorama empresarial.
Para muchas empresas, invertir en la formación continua de sus empleados es una estrategia clave, no solo para mejorar su rendimiento actual, sino también para asegurar una posición sólida en el mercado a largo plazo. Sin embargo, las barreras económicas y logísticas pueden ser un desafío, especialmente para las microempresas.
La formación continua es una inversión estratégica esencial para las empresas de todos los tamaños. Aprovechar las ayudas disponibles puede marcar una diferencia significativa en su competitividad y sostenibilidad a largo plazo.