Frank Escandell

El Maestro Jedi y la Fuerza de un Frappuccino

El poder de la enseñanzas Jedi y Sith se encuentran tan cerca como cualquier estación de servicio o cafetería, sin saber qué es aquello que nos mueve a beber un buen Frappuccino.
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George Howell fundó una cadena de cafeterías llamada The Coffee Connection, en 1975, teniendo como base la ciudad de Boston. El director de marketing del grupo, diseñó un magnífico portmanteau entre el galicismo frappé (raspado o golpeado) y el cappuccino italiano. Diecinueve años después, en 1994, aparece un gigante de la industria llamado Starbucks, y compra toda la franquicia, incluyendo la marca registrada del Frappuccino.


Sin prisa pero sin demora, ese mismo año de 1994, Starbucks junto con otro gigante del sector, Pepsi, forman una entidad llamada The North American Coffee Partnership, por la cual Starbucks comercializó su primer producto listo para beber - sí, exactamente, el Frappuccino mismo - utilizando la enorme red de distribución de Pepsi. Varios miles de millones de dólares y euros después, la bebida en cuestión y sus derivados posteriores, continúa siendo uno de los favoritos para sentarse a una mesa o para llevar en el coche camino a cualquier lugar.


Cuando uno se refiere a estas historias sobre fusiones, adquisiciones o asociaciones de grandes empresas, es fácil caer en la tentación de identificar esto con aquello que, en la saga de Star Wars, identifica a los malignos Señores del Sith: poder, ambición, individualismo. Valores identificados con "el lado oscuro de la Fuerza" para los fans. Nada más lejos de la realidad.


El invento de George Howell tomó vida propia y como tal, se transformó en y con el tiempo. La innovación del producto es una herramienta - al igual que La Fuerza - que tiene como fin generar respuestas emocionales en los consumidores, en los clientes, es decir en todos nosotros. Somos nosotros, el mercado, quienes elegimos responsablemente si queremos beber un Frappuccino de Caramelo y Chocolate (¡oh, por favor!) o no; es una elección.


Luke, la Fuerza está en la mente y puede emplearse para influir en otros. Se trata de una aliada poderosa. A medida que conozcas la Fuerza, descubrirás también que puede ser un peligro.
Obi-Wan Kenobi a Luke Skywalker


Según la saga, el más poderoso Caballero Jedi de toda la historia es Obi-Wan Kenobi, precisamente porque fue quien pudo experimentar esos lados de La Fuerza, esas respuestas emocionales que son puestas o no bajo el dominio de la racionalidad. El entrañable Obi-Wan enseña, extrapolando estas al mundo del emprendimiento y la empresa, que es el balance y el conocimiento de lo que quiere o necesita un público objetivo, desde la gestión de clientes hasta los recursos humanos pasando por la visión corporativa.


Starbucks y PepsiCo construyeron la nave del Halcón Milenario (Millenium Falcon) llevando su producto a todos los rincones de la "galaxia", para que no sólo estuviese al alcance de los cafeteros upscale de la Nueva Inglaterra de Harvard y el Boston College. Fue un negocio de democratización en toda regla.


Recomendamos las lecciones corporativas que recoje Rodolfo Rubatto García en un excelente artículo en Linkedin.


Las empresas están para satisfacer o para crear necesidades, para innovar, ganar dinero, crear valor y empleo, generar emociones distintas y en este caso en particular, para incitar momentos de satisfacción a nivel personal o con otras personas. Cómo lo hagamos no depende de las empresas, sino de nosotros mismos, de nuestro propio balance. Los mercados de las emociones - el uso de la Fuerza - constantemente nos pone a prueba. Esta ultima es la lección de todo buen Jedi.