Frank Escandell

¿Sostenibilidad? ¿Qué sostenibilidad?

​Tecnología, en su sentido más simple y técnico, es lo que ha capacitado a la especie humana para extraer materia prima, talar bosques, pescar en los mares, sembrar para comer más allá de lo sostenible. Esto nos lleva entonces a la palabra sostenibilidad, que tanto escuchamos, leemos y pregonamos hoy en día.
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En su sentido original, sostenibilidad indica la capacidad de algo de permanecer intacto, íntegro para siempre. O por lo menos lo suficiente hasta que deje de importar. Ya sabemos que nada cumple con semejantes requisitos. Ni siquiera las civilizaciones humanas.


¿Qué tiene que ver esto con la innovación? Veamos. La extracción de recursos como es el caso de la minería destruye ecosistemas, consume ingentes cantidades de energía y agua, envenena los ríos o los mares y los suelos, hasta recoger el último gramo de aquello por lo que se mina. Es por definición una actividad autodestructiva. No obstante, todo lo que llamamos civilización hoy en día, desde edificios y carreteras, agricultura y distribución de alimentos, de máquinas a electricidad, proviene de la riqueza de nuestros suelos. Sin excepción alguna.


The Ocean Cleanup es una organización sin ánimo de lucro dedicada a desarrollar y escalar tecnologías para limpiar de plástico los océanos. Su joven fundador, Bojan Slat, sabe perfectamente que su gran labor no es posible sin, asimismo, usar la maquinaria que no es sostenible. El plástico, como sabemos, se produce a partir de hidrocarburos.


El reciclaje y la llamada economía circular - cuyo círculo es más bien un semicírculo - son ambos seudónimos de un proceso imperfecto y todavía despilfarrador. No existe el reciclaje 100% efectivo, simplemente porque por ahora es físicamente imposible. Siempre habrá desechos. Ninguna tecnología es perfecta. Por tanto, para caracterizar a los términos reciclaje y economía circular debemos usar el adjetivo insostenible.


¿Será tiempo para repensar cómo innovar más eficiencia en vez de sostenibilidad? ¿Cómo podemos llamar “energías renovables” a aquellas generadas con materiales no renovables? Recordemos aquí que nos referimos a paneles solares, reactores nucleares (sí, también, aunque ésta es cero emisiones), vehículos eléctricos, aerogeneradores, etc.


A nuestros genios innovadores: no hay nada de renovable en la “energía renovable”. Es un ejercicio ineficazmente económico de procesar un estocaje finito de minerales en materiales para convertirlos en otro estocaje finito de materiales. Es un autoengaño infligido y, como se dice vulgarmente, “pan para hoy y hambre para mañana.”


La respuesta fácil en teoría sería atemorizarnos y hacer decrecer la economía, volviendo al campo. ¿En serio? ¿Qué sostenibilidad es esa? ¿La respuesta pasa por una rápida e incontrolable simplificación a nivel social y económico? No hay energía sin minerales y no hay minerales sin energía. Punto.


Un ejemplo escalable y el uso innovador de los minerales nos la ofrece una empresa como Urbix, una empresa estadounidense que ha revolucionado los mercados con soluciones de innovación inteligente sobre el grafito y el grafeno.



Como colofón, los seres humanos no podemos restaurar la naturaleza pero podemos innovar y crear desde la misma. El CO2 siempre ha estado aquí al igual que ese combustible asesino llamado Oxígeno.